lunes, 30 de enero de 2012

Precio de la gasolina y guerra de petroleras

Hola,

Después de leer este texto sobre la gasolina (en el que se propone no comprar en Repsol ni Cepsa sino en otras marcas) se me ocurren algunas reflexiones, que espero no molesten a los promotores del texto... son sólo unos comentarios.

Lo importante es como valoramos un combustible que tiene una fuerza impresionante y que estamos derrochándolo....

Si lo único que nos importa es que nos lo dejen barato, vamos apañaos.
Es decir, si no somos responsables (y no lo somos en absoluto), cuanto más barato lo que significa es más consumo... antes nos quedaremos sin ese precioso combustible, y mucho más grave, más rápido nos acercamos a tener una atmósfera irrespirable.


Si nosotros sólo nos preocupamos por que las empresas petroleras
compitan entre sí para bajar los precios, tal como está la ética de este sistema de ganar cada vez más (porque si no es un fracaso, nos dicen), alguien lo va a seguir pagando, y no precisamente con monedas... más
bien con sufrimiento, desaparición, destrucción, muerte.


Mirar lo que ha pasado por ejemplo en Islandia: los principales bancos del país ofrecían un 20% de intereses a los clientes de ciertos productos financieros. ¿De dónde podían sacar tales beneficios para sus clientes? Los clientes estaban tan contentos. Pero la realidad es que era ficticio y los bancos no eran capaces de generar esos rendimientos. Y al cabo de un tiempo la burbuja se pinchó, y el país con la sociedad más acomodada del mundo, quebró.

Y en España... la burbuja inmobiliaria. Y hoy camino de los 6 millones de desempleados. Sin embargo, los pudientes cada vez poseen más.

Es decir, la problemática es más profunda que luchar por los precios. Tiene que ver con el modelo de relaciones que permitimos que siga dominándonos. Tiene que ver con el nivel de consumo al que hemos llegado, que es insostenible para el desarrollo armonioso de la vida, empezando por la propia salud de las personas (medio planeta obeso y saturado, y el otro medio muerto de hambre y sin tener nada que hacer).


Podemos reducir el consumo, disminuyendo la velocidad por ejemplo.

Y usando más la bicicleta, las piernas, los transportes colectivos.

Podemos compartir trayectos y vehículos, ahorrando asi en gastos de seguros y costes fijos como piezas y talleres.
Podemos informarnos sobre energías renovables e intentar aplicarlas en nuestras viviendas... en nuestro entorno.

Podemos informarnos sobre como afecta la extracción de petróleo, carbón y gas en los ecosistemas (incluído el humano) alli donde está sucediendo (Amazonia, Nigeria, Irak, Venezuela, Rusia, Argelia...).

Y por supuesto, podemos empezar a aportar nuestro granito de arena para modificar el rumbo en general... y en este caso, el modelo energético.

Buen día,

Óscar

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